Fue uno de los compositores más brillantes y admirados de la historia de la música pero, paradójicamente, comenzó a tener problemas de audición cuando era un veinteañero, quedando completamente sordo hacia los 48 años.
Ludwig van Beethoven (1770-1827) falleció a los 56 tras arrastrar durante toda su vida problemas crónicos de salud que han sido largamente debatidos por la comunidad científica, que considera como causa más probable de su muerte la cirrosis.
Como es natural, el alemán vivió con angustia su sordera, y en 1802, solicitó que su médico, J.A. Schmidt, describiera a la sociedad su paulatina pérdida de audición cuando falleciera para que "en la medida de lo posible, al menos el mundo se reconcilie conmigo después de mi muerte". Casi dos siglos después, científicos de prestigiosos centros de investigación -de la Universidad de Cambridge al Max Planck- se han unido para intentar satisfacer su voluntad buscando respuestas en su genoma, que han logrado secuenciar con la ayuda de cinco mechones del genio alemán.
Fueron siete en realidad las muestras de pelo atribuidas inicialmente a Beethoven con las que empezaron a trabajar, pero dos de ellas fueron descartadas al determinar que no pertenecían a él. Una de las desechadas correspondía a una mujer, y es particularmente relevante porque fue el análisis de esa muestra de cabello (conocida como mechón de Hiller porque su antiguo propietario era Paul Hiller) la que había sugerido un envenenamiento por plomo, ahora descartado. Las cinco muestras estudiadas corresponden al mismo varón europeo y los científicos están "casi seguros" de que son auténticas.
El principal objetivo de esta investigación, publicada este miércoles en la revista Current Biology, era esclarecer los problemas de salud de Beethoven pero también han descubierto sorprendentes datos sobre su historia familiar, como un escarceo extramatrimonial en su línea genealógica paterna.
El cromosoma Y de Beethoven no coincide con el de ninguno de los cinco parientes modernos que llevan el mismo apellido y comparten, según los registros genealógicos, un ancestro común con su línea paterna. Según explica Tristan Begg, de la Universidad de Cambridge, el hallazgo apunta a un "evento" extramatrimonial en alguna de las generaciones por parte paterna, entre la concepción de Hendrik van Beethoven (en Kampenhout, Bélgica, en 1572) y la concepción de Ludwig van Beethoven siete generaciones más tarde en 1770 (en Bonn, Alemania).
HEPATITIS Y PROBLEMAS GASTROINTESTINALES
Indagar en las causas de su sordera era una de las prioridades de la investigación, pero los autores no han encontrado explicación genética en su ADN pese a que durante estos años se ha propuesto que su pérdida auditiva estaba vinculada a sus genes. No obstante, se muestran cautos y aún no han descartado por completo la explicación genética a su sordera porque como señala Axel Schmidt, del Instituto de Genética Humana de la Universidad Hospital de Bonn, la interpretación de los genomas individual está mejorando continuamente y podría ocurrir que un análisis futuro encontrara una conexión.
Tampoco han visto vinculación entre su genética y los graves problemas gastrointestinales que sufrió pero sí han podido determinar una predisposición genética a padecer del hígado. Basándose en los datos genéticos, consideran muy improbable que fuera intolerante a la lactosa o que fuera celíaco.
Un estudio adicional ha revelado que contrajo la hepatitis B, y que la padeció al menos durante los meses previos a su muerte.
"Junto con la predisposición genética y su consumo de alcohol ampliamente aceptado, esto presenta explicaciones plausibles para la grave enfermedad hepática de Beethoven, que culminó con su muerte", escriben lo autores.
CONSUMO DE ALCOHOL
En lo que respecta a su consumo de alcohol, de la lectura de sus Cuadernos de conversaciones se desprende que debía ser muy regular, aunque se desconoce qué cantidades ingería. Sus contemporáneos consideraban que Beethoven tomaba alcohol de forma moderada para los estándares vieneses del siglo XIX, aunque no hay consenso sobre esas fuentes y los científicos creen que si ese consumo era suficientemente alto durante un periodo suficiente de tiempo, la interacción de la bebida con su riesgo genético de enfermedad hepática es una posible explicación para su cirrosis.
Comments