En un comportamiento nunca antes observado, varios cangrejos ermitaños han sido vistos utilizando tapas de plástico u otras armaduras improvisadas hechas por el ser humano para protegerse de los rayos del sol. Este cambio supone una desviación de su práctica histórica de emplear conchas de caracol para resguardar la parte más delicada de sus cuerpos.
Shawn Miller, un fotógrafo profesional y apasionado observador del comportamiento animal, ha documentado esta novedosa tendencia durante años. Estos crustáceos, que suelen recolectar conchas de caracol para cubrir sus abdomen, ahora optan por fragmentos de plástico que encuentran entre los desechos en las playas.
Algunos expertos sugieren que esta elección podría ser una respuesta consciente a la escasez de conchas, ya que el plástico es más liviano que el carbonato de calcio que compone las conchas tradicionales. Investigadores de la Universidad de Varsovia identificaron alrededor de 386 cangrejos ermitaños que utilizan "conchas artificiales" para protegerse, principalmente compuestas por tapas de plástico, cuellos rotos de botellas de vidrio o extremos metálicos de focos.
La profesora Marta Szulkin, líder del estudio, destacó que la mayoría de los cangrejos ermitaños observados utilizan plásticos para resguardar sus abdomen blandos, lo que sugiere una adaptación generalizada en todas las regiones tropicales de la Tierra.
Aunque inicialmente estas imágenes podrían parecer preocupantes, Szulkin reconoció que, al igual que los humanos, los animales están adaptándose a las nuevas formas de existencia en un entorno donde se estima que hay alrededor de 171 billones de piezas de plástico flotando en los océanos. Sin embargo, aún no hay evidencia científica que demuestre si el contacto de la piel de los cangrejos ermitaños con el plástico u otros materiales no naturales podría resultar perjudicial para su fisiología.
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